Estar embarazada siempre implica un cuidado especial de la salud. Tratar de no contraer ningún tipo de enfermedad durante la gestación es importante para mantener el bienestar, tanto de la madre como del bebé. Y desde la aparición de la COVID-19 esta se ha convertido en una prioridad aún mayor.
De acuerdo a un examen sistemático dinámico de la revista médica y científica especializada BMJ, las embarazadas con COVID-19, presunta o confirmada, que han sido atendidas en hospitales suelen ser menos susceptibles de experimentar fiebre o dolores musculares, pero si contraen una forma grave de la enfermedad tienen más probabilidades de necesitar cuidados intensivos que las no embarazadas.
Instituciones como la Organización Panamericana de la Salud (OPS) y la Sociedad Panameña de Obstetricia y Ginecología, que durante la pandemia vienen siguiendo este tema muy de cerca, han dejado claro que existe un “mayor riesgo” en la mujer embarazada, de manera que pueda presentar formas graves del nuevo coronavirus y, por ende, tienen más probabilidades de ser hospitalizadas.
Debemos aclarar que, como el resto de la población, quienes están en período de gestación son más propensas a complicarse con COVID-19 si tienen enfermedades preexistentes como diabetes o hipertensión crónica, o si son de edad avanzada o con sobrepeso.
Salud fetal
Como sabemos, esta enfermedad aún es relativamente nueva y se siguen realizando diferentes estudios. Sin embargo, lo poco que se ha confirmado es que las embarazadas con COVID-19 tienen más probabilidades de dar a luz prematuramente y, alrededor de uno de cada cuatro bebés de mujeres con coronavirus es ingresado en una unidad neonatal.
Aún faltan datos para conocer con exactitud las causas de estas situaciones, así como para tener certeza de la posibilidad de transmisión de la enfermedad de madre a hijo durante el embarazo.
Aunque se han notificado casos de contagio del SARS-CoV-2 en el vientre materno, la tasa de es baja y, generalmente, se asocia con los partos que ocurren dentro de las dos semanas posteriores a la infección.
Desde la Sociedad Panameña de Obstetricia y Ginecología se ha advertido que, hasta ahora, los estudios indican que el virus puede producir alteraciones y daños sobre la placenta. No obstante, por el momento lo que no está claro es que esa infección se pueda transmitir de la madre al feto.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) también ha dejado claro que, por ahora, no se ha detectado al virus en muestras de líquido amniótico o leche materna.
La situación con el recién nacido puede ser diferente porque si la madre tiene COVID-19 es muy fácil que se produzca el contagio a través de gotas respiratorias infecciosas, por lo que la mamá debe prestar mucha atención a la higiene de las manos y usar una mascarilla para atenderlo.
¿Cómo prevenir la COVID-19 durante el embarazo?
Las embarazadas deben tomar las mismas precauciones que el resto de la población para evitar la COVID-19:
- Lavándose las manos con frecuencia con un desinfectante de manos a base de alcohol o con agua y jabón.
- Manteniendo una distancia física con las demás personas, y evitando lugares concurridos.
- Evitando tocarse los ojos, la nariz y la boca.
- Cubriéndose la boca y la nariz con el codo flexionado o con un pañuelo al toser o estornudar. El pañuelo usado debe ser desechado inmediatamente.
Además, si tiene fiebre, tos o dificultad para respirar, debe busque enseguida asistencia médica y es muy importante destacar que todas las mujeres embarazadas y las que hayan dado a luz recientemente, incluidas las afectadas por la COVID-19, deben acudir a sus citas médicas de rutina.
Desde el sector sanitario lo que debe hacerse es fortalecer el sistema de vigilancia, en particular de la mortalidad materna y perinatal, así como de la morbilidad materna extremadamente grave, materna y neonatal relacionada con el coronavirus.
La importancia de la vacunación
La recomendación desde la Sociedad Panameña de Obstetricia y Ginecología siempre ha sido que las embarazadas sean vacunadas, sin importar la edad gestacional. Esto, precisamente, para que no presenten complicaciones graves durante esa delicada etapa.
La vacuna contra la COVID-19, antes o durante el embarazo, es una forma segura y eficaz de protegerse contra enfermedades graves causadas por el SARS-CoV-2 y, se ha demostrado, que esta ayuda a las madres a transmitir al bebé los anticuerpos que combaten la COVID-19 durante el embarazo y la lactancia.
De acuerdo a los datos del Ministerio de Salud Pública, la mayor parte de las embarazadas con COVID-19 que se complican y que requieren ser ingresadas en cuidados intensivos, no están vacunadas, y las muertes maternas ocurridas en pacientes diagnosticadas con COVID-19 en Panamá, representan en la red pública, entre una de cada 4 (25 %), en el presente año.
Es por eso que, recientemente, se instruyó a todo el personal de salud asignado en los puestos de vacunación a que priorice a las mujeres embarazadas y en periodo de lactancia, y que no se vaya ninguna mujer embarazada (con más de cuatro meses de embarazo), sin recibir la vacuna.
A esto se suma que hay evidencias científicas que avalan la seguridad y la eficacia de todas las vacunas contra el COVID-19 que se aplican en Panamá, tanto para las embarazadas como para sus hijos y que esta vacunación no interfiere con la lactancia materna.
Consideraciones a tomar en cuenta al momento del nacimiento
La OMS ha establecido ciertas pautas a cumplir al momento de que una mujer con COVID-19 vaya a dar a luz a su bebé.
Lo primordial es ofrecer una atención de alta calidad antes, durante y después del parto. Esto incluye atención de salud prenatal, neonatal, postnatal, intraparto y mental.
Esto incluye:
- Ser tratada con respeto y dignidad.
- Estar acompañada por una persona de su elección durante el parto.
- Comunicación clara del personal del servicio de maternidad.
- Estrategias adecuadas de alivio del dolor;
- Movilidad en el trabajo de parto, de ser posible, y elección de la postura del parto.
Respecto al método seleccionado para el nacimiento, el consejo de la OMS es que las cesáreas se lleven a cabo únicamente cuando estén médicamente justificadas, y que el tipo de parto debe determinarse de modo personalizado y de acuerdo con las preferencias de la mujer y las indicaciones obstétricas.